martes, 4 de febrero de 2014

Hablando de Coaching y Creencias



                        COACHING Y CREENCIAS                           
                                                                     

        Autora: Dra. Margarita Torrealba H.
        Fecha: Febrero, 2014

El vocablo coach proviene del mundo del deporte y la traducción al castellano es entrenador. Coaching viene de la palabra francesa coach, que significa carruaje, vehículo para transportar personas de un sitio a otro. En la actualidad, el coach es la persona que guía y acompaña a otro ser humano en el tránsito de un lugar a otro. Hoy en día, el coaching se ha convertido en una profesión distinta al consejo, la formación y la consultoría (O’Connor y Lages, 2005). Señalan estos autores, que el coaching representa un conjunto de habilidades y una profesión muy gratificante
  En sentido amplio, el coaching es, según Payeras (2004),  “la forma en que alguien ayuda a otra persona a que sea capaz de conseguir sus propios resultados en conexión con el equipo al que pertenece” (p.2). Asimismo, Amador (2011), lo define como “un proceso en el cual un coach (sistema) ayuda  a un cliente a definir acciones que lo apoyan para conseguir lo mejor de sí mismo” (p. 98). Para Zeus y Skiffington (2004), el coaching “es tanto una práctica basada en la psicología como un proceso psicológico que  implica un cambio en el comportamiento” (p.xiv). Estos autores señalan que el coaching potencia la capacidad del ser humano para aprender y actuar con eficacia, ya que representa un vehículo y una plataforma  para el aprendizaje.  
 En síntesis, el coaching implica un proceso de aprendizaje, en el cual un coach apoya a su cliente, en una relación de acompañamiento, de empatía, a diseñar acciones que le otorguen sustento, para extraer lo mejor de sí mismo, buscando potenciar al ser. Para Robbins (1991) las creencias son definidas como filtros predispuestos, organizados, de la percepción del mundo. Las creencias ejercen una gran influencia sobre el comportamiento, motivan y configuran la acción. Robbins (ob. cit.) puntualiza que la fe no es más que un estado, una representación interna que dirige el comportamiento.   
Para Zeus y Skiffington (2004), las creencias autolimitadoras hacen referencia a cualquier asunción, perspectiva o convicción que impida al individuo alcanzar su máximo potencial. Pueden incluir también las ideas fijas, en las que un pensamiento actúa a modo de verdad respecto a la cual la persona reacciona automáticamente. Ejemplos: No puedo conseguir el trabajo perfecto y por lo tanto nada bueno puedo esperar de la vida. Si fracaso en cualquier tarea importante habré fracasado totalmente como persona.
Se puede inferir, de lo anteriormente abordado, que las creencias representan verdades, convicciones, certezas, en las que el individuo cree, a veces ciegamente. Cotidianamente, el ser humano se formula preguntas orientadas a buscar respuestas acerca de lo que le gusta o disgusta, posee percepciones acerca de lo que oye, ve, siente, o sobre algún acontecimiento que pasó o desea que suceda.
En opinión de Riso (2009), las distorsiones cognitivas (DC) se refieren a la validez de los pensamientos automáticos (PA). La teoría cognitiva afirma que el sistema mental humano está constantemente evaluando, interpretando y analizando información externa e interna y, por este motivo, es susceptible de cometer distorsiones. Sin embargo, estas distorsiones son más acentuadas y sistemáticas en algunas patologías, debido a la activación de esquemas disfuncionales específicos.
Según O’Connor y Seymour (1995), las creencias  provienen de muchas fuentes: educación, creación de modelos a partir de otros significantes, traumas del pasado, experiencias repetitivas. Un sistema de creencias está representado por aquellas cosas  que el ser humano da por sentado que son ciertas y donde no está planteada  la posibilidad de cuestionarlas.
El proceso de coaching se propone desarrollar conciencia acerca de sí mismo, es decir que el individuo descubra dónde está, dónde se encuentra, hacia dónde quiere ir y –lo que es más significativo- cómo lo haría, cómo desplazarse más allá de la zona de confort. Es ahí  precisamente donde la función  del coach cobra relevancia.
En síntesis, el coaching no consiste en aplicar per se una serie de herramientas, sino que más bien lleva implícita una actitud. El coach escucha, antes que nada, para responder; en lugar de brindar respuestas, hace preguntas poderosas para indagar, para conducir al cochado a tener insight;  desarrolla empatía,  acompañando al cliente a explorar el presente y a diseñar el futuro.


REFERENCIAS

Amador, P. (2011).  Autocoaching. Cómo conseguir lo mejor de uno mismo. Buenos Aires. Gran Aldea Editores.
O’Connor, J. y Lages, A. (2005). Coaching con PNL. Programación Neurolingüistica. España: Urano.
O’Connor, J. y Seymour, J. (1995). Introducción a la PNL. 8va edición. España: Urano.
Payeras, J. (2004). Coaching y liderazgo. España: Díaz de Santos, S.A. 
Riso, W. (2009). Terapia Cognitiva. España: Paidós.
Robbins, A. (1991). Poder sin límites. Caracas, Venezuela: Grijalbo.
Zeus y Skiffington (2004). Coaching práctico en el trabajo. España: Mc Graw Hill.